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Alaska (Parte 2)

Como os había prometido, aquí va la segunda parte, que algunos ya me pedíais para saber qué pasó entre mi marido, Carlos, y “EL OSO”!!


Pues bien, como ya sabéis, los cruceros suelen navegar por la noche y así una vez te levantas por la mañana ya has llegado al siguiente puerto.


Así que mi marido, prácticamente cada día, iba a correr antes de ir a desayunar conmigo. En una de estas salidas, que fue en Juneau (la capital de Alaska), fue a correr por una montaña que había al lado de la ciudad.


El día previo preguntamos qué tan peligroso era ir de turista por esa montaña, y nos dijeron que en principio no había problema. Que si seguía el camino marcado no le pasaría nada. Muchos turistas pasean por esa zona y si sabes los pasos básicos de cómo actuar si te cruzas con un oso, NO HAY PELIGRO, nos decían!!!!!!! Entonces me preguntaba, ¿Por qué la gente local va con pistolas? A los turistas nos recomendaban ir con el espray de pimienta, pero no sirve de mucho. Solo funciona si estas bastante cerca del oso y si tienes el viento a favor...


Este era el camino:



Pero bueno, Carlos es de esas personas que hasta que no lo ve no se lo cree. Y tentó demasiado a la suerte porque había salido a correr varios días en otras ciudades aún más al norte de Alaska y no le pasó nada. Pero en Juneau pasó!!!!!


Justo en la base de la montaña a la que fue a correr vio un anuncio que decía que había una “HIKER MISSING”. Justo en la época en la que fuimos, a finales de junio, los osos habían salido de la hibernación hacía relativamente poco y aún estaban famélicos. Pero mi marido no cayó en que podría haberse tratado de un oso hasta que sucedió lo inesperado.



A mitad de camino, siguiendo la ruta marcada, en un giro de 90 grados se topó con un OSO NEGRO que estaba de espaldas. Al inicio pensó que se trataba de un perro negro muy grande, pero obviamente no era el caso. Éste salió corriendo debido al ruido que se produjo, pero se paró al cabo de pocos metros. Por suerte a mi marido le dio tiempo de recular muy poco a poco mirando al frente y con los brazos en alto para parecer más grande (protocolo de actuación que nos explicaron). El oso, de repente, apareció volviendo por el camino a ritmo pausado, entornó la cabeza hacia él y fijó la mirada, pero pareció no interesarle y se fue.


Este es un oso negro que vimos en Denali la semana anterior des del bus turístico (era una cría):



En este momento fue cuando Carlos corrió a toda prisa hacia el crucero, pero de camino se encontró con varias personas. Una familia con hijos (turistas), los cuales dieron media vuelta cuando oyeron lo ocurrido. Un hombre con su perro (local), que le dijo que al no llevar el arma ese día e ir con el perro sin atar prefería volverse también. Y una pareja local que iba de paseo, con su pistola, decidieron proseguir.


Por suerte, el oso con el que se topó, era un oso negro, ya que si llega a ser un grizzly ya no lo cuenta (es el tercer carnívoro más grande de Norteamérica). También es cierto que los grizzly, al ser más voluminosos, necesitan extensiones de tierra más grandes, pero como todo animal, son impredecibles.


Después de lo sucedido, los madrugones para ir a correr fuera del crucero se acabaron!! Fue toda una experiencia ya que todo quedó en un susto, pero podría haber sido mucho peor.


Así que para todos aquell@s atrevid@s como Carlos, ir con mucho cuidado por estas tierras indómitas!!!


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